Los milagros existen.
Claro que existen.
Somos milagros
Tu eres un milagro.
Yo soy un milagro.
El que tengo frente a mí es un milagro.
Aunque a veces no lo pueda ver
Por mis propias limitaciones, juicios e incapacidades.
Aún así le expreso mi más profunda gratitud por estar ya que su sola presencia me permite explorarme y conocerme.
Me permite desarrollarme y evolucionar.
Reconocer los milagros es un acto de amor y humildad.
Gerardo González